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YOUTUBE Y LA TELEVISIÓN

Hasta hace algunos años la red sociodigital YouTube constituía una real opción para tener acceso a material audiovisual de una manera más o menos sencilla. Red que fue concebida desde un inicio como una comunidad en la que, cualquiera que tuviera acceso a Internet, podía poner videos a la disposición de cibernautas que tenían la posibilidad no sólo de acceder a los contenidos, sino también de comentarlos y compartirlos de manera libre.


Así José Van Dijck explica que (2016, p. 118) “desde su creación en un garaje de Silicon Valley en 2005, YouTube fue concebida como una plataforma para compartir videos amateurs alternativa a la televisión. El término “alternativa” planteaba múltiples sentidos: proponía una tecnología distinta, un cambio en los hábitos del usuario, un nuevo tipo de contenido y una transformación radical de la industria tradicional del entretenimiento, incluido su modelo de negocios”.


De manera concreta las novedades técnicas propuestas por YouTube fueron sobre todo tres: la transmisión mediante el sistema streaming, la posibilidad de compartir videos y sobre todo la oportunidad de funcionar como una red en donde se pudiera compartir el material audiovisual y opinar sobre estos. Ante esto y más allá del mito de la gratuidad, hacer uso de tal espacio generaba en los usuarios la sensación de que lo que ahí se presentaba, constituía una gran oportunidad para acceder a una enorme cantidad de contenidos audiovisuales de forma alternativa, al margen de la tradicional manera que utilizan los grandes corporativos mediáticos.


Esta forma de percibir a YouTube, como un espacio libre y diferente a los medios tradicionales, a la larga, constituyó un error de percepción, ya que desde un inicio tuvo más o menos claro su modelo de negocio, en donde los datos de los usuarios se transforman en una valiosa mercancía, que es comercializada con los gobiernos y empresas que los puedan pagar.


A pesar de esto, hasta hace poco, el espacio de la red parecía un territorio libre en el que las personas podían manifestar sus opiniones con menores restricciones que las existentes en los llamados medios tradicionales.


No obstante, con el tiempo, de acuerdo a Van Dick (2016), YouTube, cada vez se fue aproximando más al sistema televisivo hasta generar una especie de modelo híbrido. Dicho de otra manera, de aquella propuesta alternativa de presentar contenidos audiovisuales, en realidad queda poco ya que, con el tiempo, la red sociodigital fue reflejando de manera más clara, características del señalado sistema informativo.


Por ejemplo YouTube, cada vez es menos una red de comunicación horizontal y participativa puesto que se transformó en un modelo informativo vertical y tradicional, en donde unos pocos youtubers (menos del 5 por ciento de los usuarios de la red) producen la mayor parte del contenido (más del 75 por ciento) que es consumido por millones de personas que de manera pasiva, apenas tienen la oportunidad de participar en el proceso poniendo algún “me gusta” o bien publicando algún breve comentario sobre lo publicado.


De igual manera YouTube, empezó a desarrollar poco a poco el llamado principio de popularidad, en donde lo que cuenta no es la calidad de lo publicado, sino la cantidad de seguidores que puede generar, ya que entre más viewers se tienen, más valioso se es, dentro de la estructura. Modelo que fue generando sus propias “celebrities”, (al estilo de la televisión) o influencers, expertos, la mayoría de las veces, en atraer la atención de los usuarios por lo estruendoso del contenido, más que por la calidad del mismo.


Asimismo, la red empezó a generar un modelo publicitario no solo invasivo sino chantajista, en donde te generan el problema y te venden la solución al mismo. Es decir, la supuesta gratuidad de la red, está más que pagada con un sistema de publicidad extenuante, imposible de evadir, a menos de que pagues una módica cuota y ahora sí, puedas disfrutar de tus contenidos, sin tener que sufrir el desfile de productos y servicios que atraviesan nuestra pantalla.


Lo más grave en este modelo digital híbrido en el que se transformó YouTube es que, al parecer, con el tiempo, la red sociodigital fue convirtiéndose en un ente censurador, en el que casi cualquier palabra, frase o imagen mostrada, puede ser vista con sospecha. Corrección política o puritanismo disfrazado de control de contenidos, que terminaron siendo pasteurizados y deslactosados.


Esto último, resulta en exceso grave, y refleja que no solamente esta red sociodigital fue desarrollando cada vez más características de los sistemas informativos tradicionales, sino que depuró formas de control del lenguaje y de los contenidos de manera vertical, de acuerdo a los criterios de una instancia corporativa única, que decide lo que se publica y lo que no, y que premia la popularidad, en detrimento de los esfuerzos independientes, que de manera casi anónima y desinteresada se preocupan por poblar la red con mensajes que puedan ayudar a la ciudadanía a mejorar algún aspecto de su vida. Evidentemente, tener dos modelos televisivos en poco ayuda a la generación, distribución y consumo de contenidos, por esto, resulta fundamental que YouTube, acaso pueda recobrar su espíritu innovador, para volver a funcionar como una auténtica red sociodigital.

REFERENCIAS

Van Dijck, José. 2016. La Cultura de la Conectividad. Ed. Siglo XXI


 
 
 

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