VIRTUALIDADES
- José Luis Flores Torres
- 13 dic 2021
- 3 Min. de lectura
Para Edgar Gómez Cruz, (2007, p. 46) “el concepto de ciberespacio es en realidad la punta de un iceberg en dos sentidos: por un lado posibilidad y constituye el discurso de una distinción entre dos espacios, el real y el virtual, por otro, dota sentido al uso de metáforas espaciales para referirse a muchas de las prácticas de Internet”.
La virtualidad se vincula a todo lo que aparece en pantalla cuando se accede a Internet e incluso encontramos que se utiliza, de manera inexacta, como sinónimo de lo digital. Lo virtual es metaespacio de interacción social en el que se superponen, en el tiempo, fragmentos de producción simbólica y en el que coinciden identidades desplazadas que transitan entre lo on y offline.
No obstante, como lo señala Gómez Cruz, la virtualidad pertenece a ese grupo de palabras que, en algún momento, se empezaron a utilizar para describir, a manera de metáfora, fenómenos que se empezaban a presentar con la evolución de Internet. Por esto resulta fundamental tener en cuenta que la virtualidad ni es un concepto nuevo, ni nació estrictamente en el entorno de lo digital.
Respecto al origen de la palabra tanto Biosca i Bas (2009) como Pierre Levy (1998) coinciden en que las primeras referencias se sitúan dentro del pensamiento escolástico en el que, para éste último (1998, p.10) “la palabra virtual procede del latín medieval virtualis, que a su vez deriva de virtus: fuerza, potencia, es decir, es aquello que existe en potencia pero no en acto”.
Tomando esta perspectiva etimológica, en una primera lectura podemos encontrar que lo virtual, no se puede entender sino en relación a lo real, entendiendo que lo que media esta analogía es la viabilidad de existencia, pues lo virtual no es, pero podría llegar a ser. Posibilidad sujeta a factores imaginables y contingentes, irrealidad determinada por el “aún” que se traduce también en tiempo, como, de acuerdo a Levy (1998, p.10) “el árbol que está virtualmente presente en la semilla”.
No obstante Levy establece que (1998, p.10) “con todo el rigor filosófico lo virtual no se opone a lo real sino a lo actual: virtualidad y actualidad, sólo son dos maneras de ser diferentes”. Esta vinculación (virtual-actual) da paso a otra relación en la que la virtualidad es también posibilidad latente que es explicada por Gillez Deleuze (2001, p. 19) “como un real fantasmagórico. Lo posible es idéntico a lo real; solo le falta la existencia. La realización de un posible no es una creación, en el sentido estricto de este término, ya que la creación también implica la producción innovadora de una idea o de una forma. Por lo tanto, la diferencia entre real y posible es puramente lógica”.
Entonces la vinculación entre lo posible y lo virtual no es tan clara ni tan directa, pues, según Levy (1998, p.11) “lo posible es lo estático y lo ya constituido”. Posibilidad que se desprende de una pantalla, que funciona a manera de espejo en donde lo real aparece representado en signos redundantes que agrandan, acortan, omiten o fragmentan, pero siempre en relación a lo que es.
Lo virtual entonces opera en el orden de lo complejo, lo entrópico, lo contingente, que es, según Levy, (1998, p.11) “el conjunto problemático, el nudo de tendencias o de fuerzas que acompañan a una situación, un acontecimiento, un objeto o cualquier entidad y que reclama un proceso de resolución: la actualización”.
Contenido que representa virtualidades, con posibilidades múltiples (como el anonimato, la generación de entornos sociales locales y al mismo tiempo globales), pero que, al mismo tiempo, se constituye como texto expuesto a lecturas e interpretaciones múltiples que, en no pocas ocasiones, habrá (o no) de trascender hacia una actualización creativa que le responda a lo virtual.
Es una realidad que en la actualidad al parecer se ha impuesto la manera de entender lo virtual ligado a lo digital, despojándolo de su carga semántica y exponiéndolo a inexactitudes y contradicciones grotescas como lo señala Biosca i Bas (2009, p.36) al analizar “las expresiones biblioteca virtual o educación virtual, ya que, aunque actualmente signifiquen “accesibles a través de internet”, si somos un poco escrupulosos, el adjetivo virtual vendría a significar que en realidad tanto la biblioteca como la educación son inexistentes aunque puedan realizar el mismo papel”.
Paradoja en donde lo virtual se mueve en el ámbito de lo latente y que puede llegar (en el caso de los entornos virtuales) a trascender y actualizarse, despojándose de las apariencias para poder existir en una suerte de ciberespacio físico.
REFERENCIAS
Biosca i Bas. (2009). Mil años de virtualidad: origen y evolución de un concepto contemporáneo. Eikasia. Revista de Filosofía, año V, 28
Gómez, E. (2007). Las Metáforas de Internet. Editorial UOC.
Levy, P (1998). Qué es lo virtual. Paidós.
Deluze, G. (2002). Diferencia y Repetición. Amorrortu
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