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PARA SER PUEBLO

A Lucio Cabañas lo quisieron matar muchas veces, la última fue el 02 de diciembre de 1974 en El Otatal, ese día su cuerpo lo abandonó, pero su lucha alcanzó a librarla. Hoy sigue tan viva como entonces, se alimenta de una larga tradición de gobiernos fallidos que mantienen a Guerrero sumido en condiciones de pobreza y violencia extrema.


Su memoria es la última retahíla que sostiene la esperanza de mineros, campesinos, luchadores sociales y normalistas rurales que aún sueñan con recuperar un tejido social fragmentado por la desigualdad, la marginación y la exclusión de los grupos más desprotegidos del país y que hace unos días se congregaron en la sierra de Tecpan.


Los grupos se encontraron, se midieron y reconocieron. “Me siento igual que cuando estuve luchando aquí con él”, dijo una mujer a la que aún le pesan las matanzas de la Guerra Sucia y las de hoy, frente a los padres de los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa esa mujer lloró como se les llora la añoranza de los ausentes; en silencio, para adentro.


Del dolor la fuerza y de la fuerza la lucha. Esa gente llegó de toda la costa grande para enviar un mensaje claro para quien sepa escucharlo. El descontento social en Guerrero mantiene al territorio en un polvorín que se expande por Michoacán, Oaxaca, Chiapas, Puebla y otros estados que a la primera chispa estallan. Si los gobiernos locales y federal siguen sin lograr entablar una verdadera comunicación con las comunidades, la elección de 2024 se verá revuelta.


Un verdadero diálogo inicia abandonando las mesas institucionales y caminando la sierra donde la semilla de la guerrilla germina entre la sangre del Lucio, si hay voluntad de la nueva administración, la gobernadora y los suyos descalzarán sus pies y andarán sobre los pasos de los pobres, sólo desde ahí podrán establecer una efectiva comunicación, en la que la escucha y no es discurso sea la que predomine y que desemboque en acciones y políticas públicas concretas que pongan al centro al minero, al obrero, al campesino, al normalista rural, al luchador social, al pueblo.


Si hay ideal, los movimientos no dejarán enfriar su corazón en la tentación de la institucionalización de un partido político, Cabañas ya fundó uno, el Partido de los Pobres (PDLP), no hace falta otro. Bienestar y justicia social, sólo así seremos pueblo. A Lucio lo quisieron matar muchas veces, pero yo lo vi en El Otatal.






 
 
 

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