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MENSAJES CONTRADICTORIOS

La variante ómicron que se detectó en África Subsahariana el 24 de noviembre de 2021, arruinó los planes de muchas personas que tenían pensado viajar o reunirse con su familia en año nuevo.


Al principio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió sobre esta nueva mutación de la que se conocía la facilidad de propagación, la eficacia de las vacunas y los medicamentos disponibles para combatirla.


Sin embargo, unas semanas antes de cerrar el 2021, el organismo, a través de su director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, lanzó el llamamiento “es mejor cancelar las celebraciones ahora y celebrar la vida mañana” (OMS, 2021). Esta aseveración en un principio pasó un tanto desapercibida, pero se reafirmó ante la aceleración de los contagios en Europa y América.


En México, para variar, no fue sino hasta unos pocos días antes de cerrar el año que en la capital y otros estados se tomaron algunas medidas como cancelar festejos masivos, algo que llegó tarde si consideramos que la verbena navideña del Zócalo de la Ciudad de México se instaló el 16 y concluyó el 31 de diciembre con un lleno total igual que en la Alameda Central donde las familias se tomaron la tradicional foto con los Reyes Magos.


Ahora volvemos a las escenas en donde la gente hace fila ya sea en un kiosco, un centro de salud o una farmacia para realizarse la prueba de COVID-19 ante los casos en ascenso que con base en las estadísticas de la Universidad Johns Hopkins al dos de enero se situaban en 1,671 casos y en seis días, la cifra alcanzó los 30,671 en nuestro país.


Al respecto, entre la información que circula, se dice que ómicron no es mortal en personas vacunadas, que presenta cuadros como garganta irritada, congestión nasal, tos seca, dolor muscular, mucosidad excesiva y problemas gastrointestinales. Lo peculiar es que es difícil diferenciar entre gripe, resfriado o COVID-19.


Entre que esto sucede, existe una carencia en los sistemas de información que se tendría que actualizar en tiempo real para conocer información elemental como en dónde se están aplicando las pruebas, la disponibilidad y camas en hospitales.


De acuerdo con Kogalovsky, 2003, p. 368 citado por Quintero, 2019 “un sistema de información es un complejo que incluye equipos de computación y comunicación, software, herramientas lingüísticas y recursos de información, así como personal del sistema que brinda soporte para un modelo de información dinámico de alguna parte del mundo real para satisfacer necesidades de información de los usuarios”.


Es posible que satisfacer la necesidad de información ayudaría a evitar tumultos o peregrinar para hacerte una prueba, siempre que el dato esté actualizado y sea de utilidad pero, como lo hemos visto a lo largo de la pandemia, ha faltado hacer mayor uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) que si bien por sí mismas no pueden conducir una contingencia, son necesarias aunado a la claridad de los mensajes.


Ejemplo de lo anterior es lo que se dice sobre la variante. Por un lado, la OMS señala que “ómicron está matando a personas en el mundo y por ello, no debería de ser calificada como “leve”” y por el otro, la Secretaría de Salud de la CDMX la denomina como “llamarada de petate” es decir, de poca importancia.


Si el principal organismo de salud a nivel mundial hace esta recomendación ¿por qué minimizar la situación? ¿Por qué remediar y no prevenir? ¿Por qué no ganar tiempo? ¿Por qué no utilizar las TIC de manera más eficiente?... este y otros cuestionamientos no son nuevos, lo indignante es que la falta de claridad en los mensajes siga ocurriendo a más de dos años de la crisis sanitaria.


Referencias


Johns Hopkins University. (10 de enero de 2022). Obtenido de https://coronavirus.jhu.edu/region/mexico

Organización Mundial de la Salud. (8 de 1 de 2022). Obtenido de OMS: https://www.who.int/es

Quintero Barrizonte, J. L. (2020). Las tecnologías de la información y las comunicaciones como apoyo a las actividades internacionales y al aprendizaje a distancia en las universidades. Universidad y Sociedad, 366-375.





 
 
 

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