Somos un centro de investigación y análisis de comunicación para la reflexión, discusión y generación de propuestas para el bienestar mediante la creación de conocimiento práctico que abone al diseño de mejores políticas públicas.
Por Eduardo A. Carrasco-Gómez
La bandera de la revolución francesa inspiradora y detonadora de las decimonónicas independencias de las naciones del continente americano ha sido defraudada en los hechos; propone tres referentes, de los cuales el capitalismo y el socialismo se han cobijado con la libertad y la igualdad respectivamente, dejando la fraternidad un tanto al garete, a la expectativa fortuita del ejercicio de la libertad de mercado o bien del Estado de bienestar.
Si bien, del siglo XIX a la fecha los modelos capitalista y socialista se han maquillado, en la forma y el fondo son responsables del actual estado de las cosas; epistemologías comprometidas con el partidismo que poco ayudan al buen vivir.
El capitalismo ha devenido en un neoliberalismo que ha propiciado la era del vacío y la insatisfacción, a pesar de la obtención y acaparación de bienes; mientras que el socialismo ha devenido en el Estado de bienestar, siendo un régimen de control que acota y limita las libertades.
Las epistemologías del sur geopolítico proponen una alternativa que surge de la resistencia, o mejor dicho de la resiliencia; esa capacidad de tolerar la adversidad para empujar, en mejores condiciones, la agenda de los pueblos originarios y de la negritud, ambas marginadas y discriminadas por siglos; sin embargo prevalecen gracias su capacidad resiliente.
El Buenvivir de los pueblos originarios, más allá del neoliberalismo y del estado de bienestar, sugiere una ética ecozóica, que impulsa más que el bienestar personal o de grupo, un buenvivir en armonía –sí con la otredad, pero también- con los locales y regionales ecosistemas, en los que se habita.
Más allá de romanticismos ecologistas, el buenvivir es una ruta alternativa pertinente, en tanto el calentamiento global, la deforestación y el cambio climático son resultado del sistema dado por la economía política resultado de los polos neoliberales y de bienestar, que han derivado en una nociva competencia responsable del ecocidio.
El buenvivir de los pueblos originarios y de las comunidades de la negritud, además de procurar el alivio de las necesidades de cada persona, impulsa la relación armónica con el resto de la naturaleza en todos sus ecosistemas, incluyendo tanto las formas de vida vegetal y animal acuífera y terrestre, así como el bienestar mineral, en tanto son hábitats naturales de múltiples formas vegetales y animales.
El ecozóico planetario está a tiempo de frenar y revertir los efectos nocivos del antropoceno, y con ello el cambio climático, la deforestación y el calentamiento global; si bien implica un esfuerzo importante en política pública, local y global, además de la concertación de alto calado, así como el ejercicio de formas alternativas de los sistemas económicos, todavía tenemos oportunidad de revertir el daño y los peligros para la humanidad y el resto de la naturaleza.
Sin embargo, la extinción de especies animales, la defaunación, es ya irreversible; las especies animales que han sido extinguidas han desaparecido para siempre, lo que implica que nuevas pandemias zoonóticas (de origen animal) sean inminentes y recurrentes.
Posar la mirada en la propuesta de la revolución francesa implica replantear la articulación de la libertad y la igualdad con la hermandad; superando la fallida expectativa esperando que la hermandad sea fruto de tal o cual sistema, para que sea metodológica, epistemológica y culturalmente apreciada y promovida intencionalmente.
Algunos estudiosos consideran que la fraternidad es responsabilidad del sistema de creencias espirituales; sin embargo las evidencias demuestran que las instituciones religiosas establecidas se han acomodado a la misma lógica del sistema dado entre neoliberalismo y Estado de bienestar; amén de las propias fallas internas que han producido pederastas y bon vivants, por decir lo menos.
El escenario dado exige compromisos y acciones que consoliden tanto la libertad y la igualdad, con énfasis y responsabilidad, impulsando la hermandad entre los pueblos y la humanidad, y de estos con los diversos ecosistemas.
Con saludos cordiales al colectivo interreligioso de Iglesias por la Paz, en estos #DíasDíasxLaPaz y los #DiezDíasPorLaPaz2020.
Eduardo Carrasco Gómez publica todos los jueves en este medio.
Eduardo Carrasco Gómez es teólogo y licenciado en comunicación, profesor invitado en la Escuela Nacional de Antropología e Historia.
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