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Foto del escritorJosé Luis Flores Torres

LA MUERTE DEL PAPA Y EL PERIODISMO FAKE

Actualizado: 21 jul 2022

La mentira está de moda, parece decir Tomasso Debenedetti, redactor italiano, autor de múltiples fake news entre las que se encuentra aquella en la que se difundía, apenas la semana pasada, el fallecimiento del Papa Benedicto XVI. Formas de construir la noticia que develan las fragilidades del quehacer periodístico que se construye en la era digital.


Exigencias de una profesión en donde la rigurosidad parece ser que en muchos casos es sustituida por otros atributos como la velocidad y la espectacularidad. Políticas editoriales centradas en la difusión, más que en la construcción rigurosa de la información. Y es que el caso de Debenedetti es una muestra de que parece que se puede decir cualquier cosa en Internet, ya que los informadores en realidad pocas veces sufren las consecuencias de confundir a la ciudadanía.


Muy por el contrario, en entrevista para El País (2010), Debenedetti se asume muy orgulloso como el campeón italiano de la mentira. Mario Vargas Llosa (2012), lo llama de manera frívola un pícaro audaz e inofensivo cuya imagen y hazaña ha dado la vuelta al mundo, como un héroe de nuestro tiempo. Afirmación a modo en una realidad contemporánea, como la que analiza el propio escritor peruano, ávida de entretenimiento baladí, hueca, sin exigencias de ningún tipo.


La entrevista con Debenedetti no tiene desperdicio ya que en ningún momento muestra remordimiento alguno por haber firmado casi ochenta entrevistas, haciéndolas pasar como reales, con personajes como el propio Vargas Llosa, por lo cual, asegura haber inventado un nuevo género periodístico.


Periodismo Fake, que inunda los espacios digitales con información que no necesariamente es mentira. A lo mucho, simulación. Y es que, como señala Jean Baudrillar (1978, p. 5) la simulación no corresponde a un territorio, a una referencia, a una sustancia, sino que es la generación por los modelos de algo real sin origen ni realidad: lo hiperreal.


Hiperrealidad que es realidad virtual, porque podría ser, pero que aún no es, porque existe en potencia, pero no en acto o bien la realidad como reflejo del misterio. Realidad hiperbólica, en donde el Papa (que ya no es Papa, pero lo fue) no ha muerto, pero podría llegar a estarlo. Periodismo que le apuesta a la exageración por varias vías, siendo la mentira la más burda, pero al parecer la más efectiva. El chantaje, el periodismo “humano”, las fake news y la infodemia son también formas de simulación puestas al servicio del mercado de la información.


Y es que, como señala Baudrilard (1978, p. 8), fingir, o disimular, dejan intacto el principio de realidad: hay una diferencia clara, sólo que enmascarada. Por su parte la simulación vuelve a cuestionar la diferencia de lo «verdadero» y de lo «falso», de lo «real» y de lo «imaginario».


Y en su alocución en El País (2010) Debenedetti se asume como víctima de un periodismo que lo rechazó en su juventud por lo cual, tuvo que (literalmente) inventarse un lugar desde las frías estepas del freelanceo al que fue marginado. La culpa nunca es de él, sino de quienes compran sus materiales, de quienes les atribuyen credibilidad y las difunden y de los protagonistas de las historias inventadas que casi nunca le exigen reparación por los daños.


Cínicos en un sistema que permite serlo, siempre y cuando se construya una pieza informativa vendible. Debenedetti, que es el Carlos Loret de Mola a la italiana, y que goza de los privilegios de un entorno que le permite continuar, como en el caso del mexicano a pesar de los telemontajes.


No obstante, en Debenedetti habría que reconocer un método menos burdo, ya que es un artesano de la falsedad que va bordando sus entrevistas ficticias explorando el universo de sus entrevistados y apropiándose de sus palabras, que es una manera de irrumpir en su manera de entender al mundo. Luego, en ocasiones utiliza seudónimos para vender sus reportajes (por unos cuantos euros) a pequeños diarios locales, de donde son rescatados por los grandes medios.


Tal parece entonces que hay un entorno que le permite a este tipo de periodistas ser y hacer. Alimento de la hiperrealidad en donde se muestra todo, pero no se dicen nada, y, como en el rey desnudo, nadie lo comenta. Pero aquí, lo que es realmente conflictivo es que se trata, como lo comenta Baudillard (2006, p.18), de una comunicación en éxtasis que es a la vez obscena porque acaba con toda mirada, con toda imagen, con toda representación.


Es información periodística que por su cantidad y contenido seduce porque aquí no cuenta tanto el fondo, sino la emoción que genera. Noticias que recrean una realidad magnificada a base de simulaciones en donde la significación ha dejado de existir o ha cambiado su marco de referencia pues está hecho a la medida del periodismo construido por los Debenedettis del mundo.


REFERENCIAS

  • Baudrillar, Jean. 1978. Cultura y simulacro. Barcelona. Ed. Kairos.

  • Baudrillard, Jean. 2006. El éxtasis de la comunicación. En Baudrillard, Jean. El otro por sí mismo. Editorial Anagrama.

  • Derrida, Jaques. 1997. Historia de la mentira. Prolegómenos. Buenos Aires. Universidad de Buenos Aires.

  • Mora, Miguel. 2010. Me gusta ser el campeón italiano de la mentira. 17/07/22, de El Pais Sitio web: https://elpais.com/diario/2010/06/06/domingo/1275796357_850215.html

  • Vargas Llosa, Mario. 2012. La civilización del espectáculo. México. Penguin Random House


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