Más allá de las clásicas concepciones que señalan a la comunicación interpersonal como directa, cara a cara y de feedback inmediato, Fernández, Millán & Rizo (2014) exploran a profundidad la manera en la que la comunicación humana puede trascender de lo interpersonal hacia lo intersubjetivo y cuestionan si es viable considerar a las redes sociodigitales como elementos que no solamente permitan, sino faciliten la comunicación intersubjetiva.
Para tal efecto, tendríamos que poner en el centro de la discusión una perspectiva de la comunicación como la que plantea Antonio Pasquali, quien, según Martínez (2015, p.53), explica la distinción comunicación-información como el objeto de estudio sustantivo de un proyecto que buscó concretar una teoría ética del quehacer comunicacional como un proceso de diálogo, o un consaber, caracterizado por su base humana antes que por los artificios de la técnica.
Esto implica entender la comunicación como una acción diferenciada al acto de informar, y lleva a considerar al proceso comunicativo, no solo a partir de las posibilidades (o imposibilidades) para concretar una respuesta que concite el diálogo.
Desde la perspectiva de Karam (2010, p.31) comunicación e información son las categorías que se pueden aplicar a la categoría humana; estos dos términos guardan una relación dialéctica, sin embargo no son iguales: la información está antológicamente emparentada con la causalidad: connota el mensaje-causa de un agente emisor que busca generar en un paciente, un efecto. Comunicación por su parte se encuentra emparentado con comunidad: connota mensaje-diálogo y busca generar respuestas, no programas, recíprocas, consensuadas y decididas en común.
De ahí el esfuerzo de Pasquali por establecer la distinción entre medios y comunicación, pues la intención en los primeros es generar un efecto y en la comunicación la importancia estaría centrada en las formas de relación que se establecen entre emisor y receptor, las cuales estarían buscando, no solo la transmisión de mensajes, sino la construcción de acuerdos, el consenso y las acciones decididas en común.
Respecto a la comunicación interpersonal Rizo García (2014, p.92) señala que es un hecho que acontece, un fenómeno social, no instrumental y que no requiere teorización alguna (cuando queremos pensarla, ya aconteció). De igual modo, Millán (2014, p.74) concuerda en que la comunicación interpersonal tiene como común denominador el comportamiento, la conducta.
Así, al pertenecer a una comunidad (real o virtual) la gente desarrolla lo que Millán nombra (Ibid) una conducta apropiada en el lugar oportuno. De esta manera todos estos actos, vivencias, acciones, sentimientos y demás, determinarán nuestra afiliación o rechazo en el grupo o comunidad. Vista así, la comunicación, en su nivel interpersonal, resulta fundamental en la construcción de la identidad en las comunidades, tanto en el mundo virtual como en el mundo social.
Esto es, como lo explicaba Pascuali (1993, p.23), solo hay comunicación genuina cuando se toman decisiones conjuntamente. Todo lo demás es falsa reciprocidad, información vertical, endoctrinamiento, publicidad o condicionamiento. Vista así la comunicación, como se señalaba anteriormente, coloca en el centro del proceso comunicativo, no solo la posibilidad de generar un feedback, sino las formas de relación que, por una parte permiten construir un diálogo efectivo y por la otra las tomas de decisión que se estarían derivando en tal dialéctica.
Para tal efecto, el otro componente que estaría acompañando esta forma de entender la comunicación es el capital social, es decir, las formas de relación que partan de acciones de reconocimiento mutuo y confianza. Sin tal entendimiento, difícilmente sería viable pasar de la comunicación interpersonal para emprender la comunicación intersubjetiva.
En tal caso la comunicación intersubjetiva, implicaría forjar en conjunto, entornos, vivencias y acciones personales relacionadas con la construcción de lo social, pero a partir del conocimiento y reconocimiento implícito que los sujetos puedan generar al comunicarse: reconocerse a sí mismo, al otro y al grupo. Dicha forma de reconocimiento es tan importante que resulta condicionante implícita en la conformación de las congregaciones humanas, incluyendo las comunidades ubicadas en el entorno offline.
Todo esto, señala Rizo (2014, p.106), nos lleva a considerar a la comunicación intersubjetiva como materia prima en la construcción de lo social, es la base de la formación de significados sobre el entorno por parte de los sujetos. Es decir, agrega Rizo (Ibid) son las experiencias intersubjetivas las que permiten a los actores construir, con base en construcciones de sentido común, interpretaciones sobre sus entornos y sobre sí mismo.
Ante ello Rizo (2014, p.119) señala enfática que las redes sociodigitales no deben considerarse como algo separado de las otras formas de comunicación que experimentan los sujetos. Es decir, contrario a lo que algunos señalan, la comunicación en entornos digitales, no es fría, automatizada, carente de la cantidad de sensaciones que pueden generar los contactos cara a cara, sino, como concluye Rizo (Ibid) las comunidades emanadas de las redes sociodigitales representan una nueva manera de concebir, vivenciar y experimentar las relaciones sociales.
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REFERENCIAS
Fernández Christlieb, Fátima, Millán Campuzano, Marco Antonio & Rizo, Marta. (2014). La Comunicación Humana en Tiempos de lo Digital. México: Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Cuajimalpa.
Karam, T. (2010). Elogio del pensar. Constantes y algunas variantes sobre el pensamiento de Antonio Pasquali. Revista Latinoamericana de Comunicación Chasqui, Quito, n. 109, marzo, 2010
Martínez, R. (2015). Antonio Pasquali. Hacia una nueva comprensión comunicativa. Revista Latinoamericana de Comunicación Chasqui, Quito.
Pasquali. A. (1993). El reordenamiento del mundo. Revista Latinoamericana de Comunicación Chasqui, Quito, n. 44.
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