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LA COMUNICACIÓN PARA EL BIENESTAR EN CONSTRUCCIÓN

En la reflexión acerca de lo que implica la comunicación y la manera en la que podría vincularse con el bienestar, en primera instancia habría que entender plenamente su significado y así poder, como lo propone José Javier León (2017, p.124), “acercarnos a un verbo que está en la fundación de la vida comunitaria, cuando trabajar juntos y compartir eran la raíz y el fruto de la vida”.


La labor comunitaria, que involucra el sentido de compartir, se ubica entonces en el centro de un proceso en el que comunicar es poner en común, conseguir acuerdos, socializar el lenguaje, el signo que es herramienta y medio indispensable que pone a los interlocutores en posibilidad de emprender, como insiste León (ibid.), “el cumplimiento de obligaciones comunes y recíprocas y nos acerca al trabajo como un don (obligaciones y tareas) y también al hacer juntos más allá de la mera transmisión de señales, hallando vínculos con el concreto hacer y compartir, y menos con operaciones abstractas en muchos casos vaciadas de sentido”.


Por ello, suele colocarse a la comunicación en el centro de la vida social, no sólo haciéndola posible, sino además potencializándola, a pesar de que existen otros niveles de comunicación como el intrapersonal. Proceso comunicativo que por sí mismo constituye un dominio del entorno humano que da cabida a palabras, señales, sonidos e imágenes que vinculan al individuo consigo mismo y con su entorno. Comunidades constituidas a partir del intercambio de mensajes y de la posibilidad de dar forma a redes sociales forjadas a partir de la comunicación y del capital social.


Al respecto Amartya Sen (1999) observa con ojo crítico al desarrollo humano cuando se entiende únicamente desde el crecimiento económico y plantea por ello empezar a considerar el desarrollo a partir de las capacidades y libertades idóneas tanto para soportar objetivos de la vida humana (evitar privaciones y expandir capacidades y formas de participación) como de ampliar la libertad de los individuos y las comunidades (y por tanto a fomentar formas de participación política, democrática, administración de servicios económicos y gozar de oportunidades sociales).


Un ejemplo de lo amplio que puede ser el concepto de comunicación, es la manera en la que ha sido entendido desde la medicina, a partir de lo llaman bienestar comunicativo o médico que Clemencia Cuervo (1999, p.35) aborda al señalar que “el bienestar es un estado de óptima capacidad que podría alcanzar quienquiera, en cualquier etapa del ciclo de la vida, dada una habilidad natural básica”. De este modo encontramos que las habilidades de comunicación humana (que se auxilian de la vista, el oído, el tacto, etc.) proveen herramientas fundamentales para el logro de una óptima calidad de vida en una persona, a partir de factores diferenciados de acuerdo a la edad, el género, el historial médico, el lugar en el que habita y numerosas variables, que convertirían acaso la consecución de la salud en un asunto social y al mismo tiempo personal.


Así, la comunicación para el bienestar, es un concepto que aunque está en construcción, apunta a vincularse con formas de deliberación comunitaria en donde la comunicación es aquello que se ubica entre el consenso comunal y la generación de acciones tendientes a mejorar la vida de las personas y del colectivo, a partir de intercambios constantes de capital social, que son relaciones de confianza con la mira puesta en los intereses comunes.


Discusión y acción en un entorno de democracia que pasa de lo político y se centra en el ciudadano y en la polis, con miras a ampliar la perspectiva y atender necesidades reales de la gente y que establece que la comunicación debe ubicarse fuera de los estándares que la vinculan con las tecnologías y los corporativos de información.


Así entendida, la comunicación se convierte en factor fundamental para la consecución del bienestar, pero también es producto generado por actores sociales ubicados en entornos democráticos y deliberativos. Comunicación para el bienestar en construcción, desde el sentido de lo conceptual pero también en la vida cotidiana, como proceso siempre inacabado.


REFERENCIAS

Cuervo, C (1999). La profesión de Fonoaudiolgía: Colombia en perspectiva. UNC, Facultad de Medicina. Bogotá.

León, José Javier. (2017). Etimología subversiva del verbo comunicar. Vol.14, No. 1. Maracaibo, Venezuela. Quórum Académico

Sen, Amartya. (1999). El desarrollo como libertad Los fines y los medios del desarrollo. En: Modulo Dimensiones constitutivas del desarrollo humano. CINDE Bogotá.



 
 
 

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