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LA ACCIÓN SOCIAL

Es un día como cualquier otro, cotidianidad en la que parecería que todo va bien, la gente sale a trabajar, las señoras llevan a los niños a la escuela, a lo lejos se escucha el gas, los ladridos de los perros, el señor de los tamales y el famoso, “se compran colchones, refrigeradores, estufas…” y demás, pero algo irrumpe esa “normalidad”, es una fuga de agua pequeña que, por su tamaño, parecería no tener importancia.


Conforme pasan los días, la fuga sigue, los vecinos la han reportado sin éxito. Después de un mes y medio llaman nuevamente a la dependencia y la respuesta es que pasaron el reporte a la alcaldía correspondiente. Se contacta a la alcaldía, se levanta una nueva solicitud y pasa medio mes más hasta que los vecinos deciden colocar en los postes de la calle, unas papeletas invitando a que más personas se sumen a esta iniciativa marcando a los teléfonos indicados y, como por arte de magia, al día siguiente, la reparan después de más de dos meses en los que el vital y escaso líquido que hace tanta falta en muchas de las demarcaciones de la ciudad y en la República Mexicana se fue a la coladera.


Esta situación nos debe llevar a reflexionar sobre la importancia de la acción social porque cuando la gente se une por un fin común, se pueden transformar las cosas y de ahí la importancia de no ser indiferentes. Al respecto, el concepto la vita activa que Hannah Arendt coloca en su obra “La vida contemplativa” vale la pena retomar, explorar, reflexionar y sobre todo actuar ante las complejidades que enfrentamos.


La vita activa de Arendt engloba tres actividades fundamentales, la labor, el trabajo y la acción. Para Arendt, la labor es lo natural, el proceso biológico del cuerpo humano, que va desde el nacimiento, el crecimiento y la decadencia o muerte y por ello, la condición humana de la labor es la vida misma, eso que transcurre en el aquí y en el ahora, ese día a día.


El trabajo, es lo no natural de la exigencia del hombre, es lo que proporciona un artificial mundo de cosas, aquí la condición humana es la mundanidad. La acción, es la única actividad que se da entre los hombres sin la mediación de las cosas o de la materia y la condición humana es la pluralidad en la que los hombres, no el hombre, vive y habita la tierra.


En este estadio, se nos invita a pensar en lo que hacemos, es decir, en las actividades humanas desde la experiencia y a ejercer el poder, pero no como lo conocemos o nos lo han enseñado enmarcado desde la fuerza o la violencia que trasladamos mediante el uso del lenguaje indiscriminado, sino desde el que surge cuando los sujetos se reúnen para actuar y dialogar en concierto, como lo define la autora.


De esta manera el poder se establece desde la relación, en donde la comunicación juega un papel preponderante. La condición por así decirlo, es que exista la interacción entre los sujetos. Cuando se pierde ese poder de diálogo aparece la violencia, por lo que, la acción además de ser entendimiento también es libertad, discernimiento, contraste de opiniones, crítica, expresión, debate, conversación de temas que a la sociedad le interesa y deliberación.


Sobre la deliberación, Raúl Trejo Delarbre (2015, p 13) señala que “sin deliberación no hay democracia. Las sociedades contemporáneas son de naturaleza diversa, no hay un sólo asunto de interés general en el que todos estemos de acuerdo. Por eso la confrontación de razones y la posibilidad de encontrar acuerdos o al menos precisar diferencias en ese intercambio, tendría que ser indispensable para entendernos e inclusive para comprender nuestras discrepancias”.


La fuga de agua, si bien fue un problema micro social, se resolvió después de dos meses cuando la gente tuvo la información y la iniciativa para actuar. Sin embargo, no siempre es así, en México hay problemas profundos sin resolver como la desaparición de personas o los asesinatos a periodistas en donde la violencia es estructural, donde el poder se ejerce desde la fuerza lo que contrasta con el poder que para Arendt es donde las personas se juntan y actúan para la condición humana, es decir, para la acción, más allá de la labor y el trabajo.


Referencias


Arendt, H. (2016). La condición humana. México: Ediciones Paidós. Navarro Díaz, L. (2016). Los conceptos de poder y violencia en Hannah Arendt: un análisis desde la comunicación. Pensamiento Americano, 54-66. Trejo Delarbre, R. (2015). Alegato por la deliberación pública. México: Ediciones cal y arena.

 
 
 

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