¿INVESTIGANDO INTERNET O REPRODUCIENDO MITOS?
- José Luis Flores Torres
- 29 nov. 2021
- 4 Min. de lectura
Pensar las tecnologías digitales como entornos nuevos y apenas explorados podría representar un grave error si es que se quiere emprender alguna investigación seria sobre Internet, así como también lo podría ser comenzar a indagar pensando a la red como un escenario en donde los intercambios comunicativos pueden construirse de manera plena y potencializada en un espacio gratuito, democrático y en el que todos tenemos la posibilidad de ser prosumers altamente participativos.
De acuerdo a lo que señala Dorismilda Flores Márquez (2012), las complicaciones respecto a la manera en la que se emprende la investigación en comunicación digital son aún más profundas pues ni siquiera existe un consenso pleno respecto a la manera de nombrar todo lo que involucra Internet (nuevas tecnologías, nuevos medios, medios sociales, hipermedios o simplemente Internet) y de denominar a quienes los consumen (audiencia, prosumidores, cibernautas, creadores, comunicantes, etc.).
Es la investigación en Internet que, al parecer, no solamente hereda los problemas epistemológicos que viene arrastrando la investigación en comunicación, sino que las multiplica. Y es precisamente en la manera de situarnos como investigadores frente al fenómeno digital en donde hay que tener mucho cuidado pues se corre el peligro de comenzar a indagar mitos más que realidades en torno a Internet.
Y es que mucho de lo que se dice respecto a la red parte de una perspectiva en la que se mitifican tanto sus capacidades como sus deméritos. Mitología que es al mismo tiempo retórica que más de un académico no suele cuestionar. Y es que como lo señala Roland Barthes (2010) “el mito no podría ser un objeto, un concepto o una idea; se trata de un modo de significación”. En el caso de Internet, la manera de significarlo fue construyéndose socialmente desde la década de los sesenta y cobró una mayor relevancia treinta años después con la masificación de Internet.
Para tener una mejor idea de la manera en la que se ha investigado Internet podemos remitirnos a Barry Wellman (2004) quien señalaba a principios de siglo la existencia de tres eras en la investigación sobre la red de redes: la de principios de los 90 en donde la nueva tecnología empieza a masificarse, una segunda etapa en donde se empiezan a considerar variables sociodemográficas para estudiar al cibernauta y una tercera etapa que inicia en 2003 cuando se empieza a realizar una investigación más formal y teóricamente enfocada.
No obstante, se debe señalar que en el recuento que hace Wellman se omiten los estudios pioneros que dieron vida al proyecto Arpanet-Internet en los Estados Unidos y sobre todo se olvida del trabajo de JRC Licklider (1968) que permitió la comprensión anticipada de la cultura digital a partir de la necesidad de construir una simbiosis entre la computadora (que para los años sesenta eran enormes y estorbosas máquinas que apenas servían para realizar algunas operaciones aritméticas) y el hombre, partiendo de la certeza de que ésta se convertiría en pocos años en un poderoso sistema informativo.
A esto tendríamos que agregar que en la actualidad la investigación en entornos digitales se ha convertido en un espacio transversal en el que confluyen disciplinas diversas como la pedagogía, los estudios sobre publicidad y marketing, la política, la antropología urbana, la sociología, etc. Poco más de medio siglo de análisis sobre lo que significa Internet, tratando de comprender la lógica que la posibilita. Fenómeno en el que el objeto de estudio a veces transita de la propia tecnología a los generadores de contenidos o a los entornos digitales, las empresas, las personas que la consumen o bien los efectos que estaría produciendo.
Técnica que posibilita al mismo tiempo herramientas para autoanalizarse y procesar altos volúmenes de datos numéricos. Se trata del llamado big data que se asume las más de las veces no solo como herramienta sino también como modelo de investigación que, aún hoy, continúa presentándose como la panacea generadora de respuestas y de eficiencia para las empresas.
Investigación que busca las maneras de acercarse a la, por así decirlo, realidad alterna generada por Internet y así indagarla quedándose la mayoría de las veces en la mera descripción de tan vasto espacio. Territorio virtual que opera como hipérbole en donde se pone énfasis en lo que se magnifica, pero no en lo que se disminuye o se pierde. Forma de situarse frente al objeto de estudio sin poder desligarse de la realidad offline. Virtualidad que aparece en estas investigaciones como un espacio que no ha podido crear su propio referente, y que solo es posible mirarse como un reflejo de lo que existe en el mundo real y que hace que los investigadores caigan en la tentación de nombrar lo que ocurre en este entorno como las cosas o fenómenos que suceden en el mundo cotidiano.
Académicos que se acercan a los entornos con el empeño por denominar comunicación a toda aquella forma de interacción que se genera en los entornos digitales, como si llamarla de otra forma (que incluso pudiera describirla mejor) la demeritara, o bien dando por hecho que las agrupaciones de personas que coinciden por interés en internet pueden ser llamadas comunidades o bien que el conjunto de nodos que aparecen unidos puede constituirse como redes sociales.
Así, más allá de los problemas teórico-epistemológicos que el estudio científico de Internet herede de otras disciplinas (en las que muchas veces se le quiere encajonar como la ciencia de la comunicación), un foco rojo lo constituye el peligro de convertir la indagación en una manera de seguir alimentando mitos a través del acercamiento a los entornos digitales sin la debida distancia, rigor y objetividad que requiere toda investigación científica.
REFERENCIAS
Barthes, R. 2010. Mitologías. Edit. Siglo XXI. México.
Flores, D. 2012. Desafíos en el estudio de la comunicación en Internet. Revista Virtualis. Año 3, número 6. ITESM campus Ciudad de México.
Licklider, J. 1968. The Computer as a Communication Device.
Wellman, B. 2004. The three ages of Internet studies: ten, five and zero years ago. New Media and society.
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