Uno de los problemas más comunes en el entorno de la investigación social, lo constituye la manera en la que el investigador se sitúa en el espacio social en el que realiza su estudio y la relación que establece con los sujetos sociales con los que habrá de interactuar. Muchas veces, el investigador se involucra en tal entorno, cargado de buenos deseos y de una perspectiva que apunta más hacia los estereotipos, que hacia un real conocimiento de la realidad social. Y en no pocas ocasiones, su relación con los informantes claves es lejana, y casi siempre emprendiendo relaciones de comunicación de tipo vertical.
Orlando Fals Borda fue un influyente investigador social que nació y murió en Colombia, en 1925 y 2008 respectivamente. Fue sociólogo y se dedicó a la investigación influido por personajes vinculados a la educación (como Paulo Freyre), el pensamiento teológico (con Camilo Torres y la teología de la liberación) y por el pensamiento social (el pensamiento revolucionario, la educación crítica, las teorías del imperialismo cultural y la comunicación alternativa) que se desarrollaron en Latinoamérica a partir de la segunda mitad del siglo XX. En tal contexto (de dictaduras y procesos revolucionarios) que fue conocido como las décadas perdidas (de los 60´s a los 80’s) los estudiosos sociales, desde diferentes frentes empezaban a cuestionar el modelo económico y político de la región por considerarlos un fracaso que convirtió al capitalismo en una exitosa fábrica de hacer pobres.
En tal sentido la obra de Fals Borda, no solo se vincula a la perspectiva etnográfica de hacer investigación, sino que se caracteriza por cuestionar el papel del investigador y proponer un cambio de visión frente a los sujetos sociales a quienes proponía no solo voltear a ver como fuente de información, sino que proponía involucrarlos de manera directa y activa en los procesos, tanto de generación de conocimientos como de búsqueda de soluciones para sus problemas.
Esto es, la manera de asumir la investigación del señalado investigador, no solo consistía en acudir al espacio social y tomar el testimonio de los informantes clave. El planteamiento de Fals Borda, proponía, además de generar acciones concretas, involucrar a los propios sujetos sociales en el cuestionamiento de su realidad y en la generación de propuestas para hacer las mejoras necesarias en su entorno. Además proponía que integrantes de la comunidad, se convirtieran en agentes sociales del cambio que habrían de mejorar las condiciones de vida de los habitantes de las comunidades. A esta forma de asumir la investigación se le llamó Investigación Acción Participativa (IAP).
Así, la propuesta de Fals de abordar la investigación estableció como prioridad el sentido con el que Freyre concebía la educación crítica: conocer la realidad para poder transformarla. En este proceso, ya de por si revolucionario, se proponía que el ciudadano debía tener un papel activo, no solo de ser consciente de su problemática social, sino además involucrarlo en la generación de soluciones y acciones para concretizar los cambios.
Por ello el papel del investigador también debía ser otro, procurando desarrollar una actitud de empatía con los miembros de la comunidad. Es decir, el proceso de investigación habría de exigir en ambas partes (investigador y sujeto social) situarse, el uno frente al otro, fuera de toda perspectiva de poder, proponiendo en ambos, el desarrollo de una perspectiva de comunicación empática, horizontal, enfatizando una relación intersubjetiva, dinámica y dialógica que animara la búsqueda de la otredad.
De igual manera se pensaba que las escuelas, también debían empezar a cambiar la actitud bancaria, en la que solo se preocupaban por depositar conocimientos en la mente de los educandos, como lo señalaba Juan Díaz Bordenave. Por ello la IAP también propone el modelo de escuela participante, cuyo impacto busque ir más allá de las aulas para insertarse en el tejido social en la búsqueda del involucramiento de profesores y estudiantes en la realidad de su entorno.
De manera concreta Ortiz y Borjas (2008) detallan el ciclo de la IAP en donde establecen los siguientes procesos, a saber:
1. La observación crítica de la realidad para generar la reflexión, en este caso, sobre la práctica educativa.
2. Se propone utilizar las técnicas propias de la investigación cualitativa, como la observación, el análisis de producciones, la entrevista, los relatos pedagógicos y los diálogos reflexivos, pues su registro aporta información descriptiva densa, requerida para el análisis profundo y crítico de la acción de los miembros del magisterio.
3. Registrados los datos, se procede a realizar el análisis colectivo (por parte de los propios sujetos de investigación, en este caso los profesores) de la práctica educativa, tratando de indagar en las concepciones subyacentes en ellas para confrontarlas con el marco referencial que orienta sus acciones educativas.
4. La planificación y el desarrollo de acciones para la mejora de la práctica docente en la comunidad objeto de estudio.
5. La sistematización de la experiencia y la reflexión en y sobre la acción para la producción de conocimientos.
En tal sentido, lo destacado de Borda y muchos de los teóricos de su generación, es que mientras el mundo poco a poco se empezaba a mirar desde una perspectiva global, en Latinoamérica, la búsqueda de lo social enfatizaba la imperiosa necesidad de integrar la perspectiva del “otro cercano”, es decir de la comunidad.
__________________________________________________________________________________
REFERENCIAS
Ortiz, Marielsa; Borjas, Beatriz. 2008. La Investigación Acción Participativa: aporte de Fals Borda a la educación popular. Espacio Abierto, vol. 17, núm. 4, octubre-diciembre, 2008, pp. 615-627. Universidad del Zulia. Maracaibo, Venezuela
Comentarios