Largas filas, pleitos y desorden fueron algunas de las escenas que se presentaron fuera de algunos hospitales ante la cuarta ola de la pandemia por covid-19.
Esta situación no es aislada, en los nosocomios del sector público es común que las personas se formen para recibir atención médica. Ante esta realidad, vale la pena reflexionar sobre lo que son las instituciones.
Si bien no existe un término definitivo, desde las ciencias sociales, de acuerdo con Geoffrey M. Hodgson (2021, p. 22) las instituciones son “el tipo de estructuras que más importan en la esfera social: ellas constituyen el tejido de la vida social”.
Al respecto, hay que diferenciar entre las instituciones privadas y las públicas, aunque es común referirnos a las que pertenecen al Estado, a las que se les asocia por su carácter gubernamental y se les brinda un poder que en ocasiones dista del fin para el cual fueron creadas.
Parecería entonces que existe un distanciamiento entre la institución y la vida social. En ese sentido, Roberto Esposito (2020, p. 4) señala que “debemos resistirnos a la tentación recurrente de considerarlas como dos polaridades divergentes, sólo en un momento determinado destinadas a encontrarse o a chocar”.
Es decir que, la institución y la vida humana es una relación y no una disociación en la que se construye el mundo en el que habitamos e interactuamos. Son un organismo vivo que se transforma en todo momento.
Estar atentos al contexto de las instituciones no sólo es vigilar la comunicación que se genera en diferentes jerarquías sino voltear a lo social, a las necesidades de las personas y es aquí en donde los medios y los sistemas de información podrían ayudar a permear un discurso más social al escuchar a otros actores como los colectivos, movimientos u organizaciones civiles.
No obstante, la ruptura o la separación entre lo social o la vida de acuerdo con Esposito (2020. p. 9) “quedó oscurecida sobre todo entre los años 60 y 70, cuando se estableció una rígida oposición entre instituciones y movimientos y como resultado ha sido una desconexión cada vez más clara entre la política y la sociedad. Una lógica institucional cerrada en sí misma, incapaz de hablar al mundo social”.
Si la institución no está encaminada a responder lo social ¿a quién atiende? ¿responde a sus intereses? ¿opera para cumplir su función? Si así es, hablamos entonces de instituciones inertes que carecen de lo fundamental que es lo humano, de organismos que están más atentos en seguir procedimientos, en cumplir con el deber ser y que son distantes al recurso más valioso con el que cuentan las naciones, su gente.
Más allá de ello, para Esposito (2020, p. 5) “la tarea principal de las instituciones no es sólo permitir la convivencia de un conjunto social en un territorio determinado sino también asegurar la continuidad en el cambio, prolongando la vida de los padres en la de los hijos”.
Por tanto, las instituciones son fundamentales para afrontar los retos que se nos presentan, siempre que se atiendan las necesidades sociales como tratar dignamente a un derechohabiente.
Referencias
Esposito, R. (2020). Istituzione. Italia: il Mulino.
M. Hodgson, G. (2011). ¿Qué son las instituciones? CS, 17-53.
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