APOSTAR POR EL BIENESTAR
- Claudia Pérez Flores
- 15 jun 2022
- 2 Min. de lectura
La granizada que cayó el fin de semana en la Ciudad de México sorprendió a los capitalinos. Calles repletas de hojas, lodo y granizo que se derritió conforme pasaron las horas.
Esto que vivimos es parte de los efectos del cambio climático, tan sólo hace un par de semanas el huracán Agatha afectó a los pobladores de Oaxaca. Estos fenómenos que son cada vez más frecuentes nos deben llevar a reflexionar sobre la importancia no sólo de contar con sistemas informativos e información útil sino a la acción social.
Desde ese “ideal”, las teorías clásicas de la comunicación revelan que los medios tendrían que cumplir con diversas funciones. Proporcionar información útil sobre acontecimientos y situaciones, es una de éstas. Otras consideraciones son la correlación encaminada a crear consensos, socializar y apoyar a la autoridad. La continuidad sería mantener el carácter común de los valores, pero la que llama más la atención es la función de movilización.
Esta última se destaca porque implica integración, cooperación, ayuda y solidaridad para transformar lo social. Acciones que las personas están dispuestas a hacer pues basta con mirar las imágenes que circularon a través de las redes sociodigitales para observar gente empujando autos, otras con la pala en mano recogiendo el granizo para abrir una vereda o tomadas de la mano para cruzar las avenidas que se convirtieron en ríos.
Al respecto, darnos la mano tiene diferentes connotaciones, sin embargo, todas derivan en la empatía y en la ayuda mutua que se hace necesaria no sólo en situaciones de emergencia sino para interactuar en el día a día para vivir en un ambiente más cordial. La relación dialógica que se establece con estos comportamientos nos conecta como sociedad y lo contrario nos lleva a la polarización e incapacidad para dialogar en el mundo.
En ese sentido y tomando como referente la pirámide de Maslow, el ser humano además de cubrir sus necesidades básicas como comer, dormir, sentirse protegido, valorado y aceptado, tendría que avanzar hacia la autorrealización. Esta autorrealización va más allá de un contexto glocal porque trasciende a lo humano, a eso que le llamamos vida y que se construye de momentos en los que compartimos ya sea con mirada, un saludo, un día, una celebración o una granizada.
Por lo que, lo que vivieron los pobladores de Oaxaca, así como los citadinos no son hechos aislados sino efectos provocados por la actividad humana. La información que nos proveen los medios de información es valiosa desde la perspectiva funcionalista pero lo que nos está faltando es atacar los problemas de raíz, no tapar el sol con un dedo para remediar el problema sino contrarrestar problemáticas que afectan la vida misma en especial de los más vulnerables, es apostar el bienestar social por utópico que esto parezca.
Referencia
McQuail Denis. (1994). Introducción a la teoría de la comunicación de masas. México: Paidós.
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